miércoles, 8 de julio de 2015

Ruina y espina en noches azules.

Su corazón de cristal se rompió en mil pedazos. Y con su corazón toda ella se rompió. Llevaba tanto tiempo pretendiendo ser un cactus que había terminado pinchándose con sus propias espinas, y aquello fue su ruina. La muralla cayó, ya no había nada que proteger
Y ya no bailaba ni tan si quiera con el viento. Y sólo hablaba con las estrellas. Tal vez ni siquiera existía ya. Pues sin un corazón, aunque sea de cristal, no puedes vivir.
Su mirada ocultaba historias sin final. Antes solía acabarlas, buscaba un final feliz. Ahora quedaban guardadas en lo más hondo de su ser.
 Solía buscar la luna en las noches de tormenta, pero ¿como iba a buscar a la luna si no se encontraba a si misma?
Lo peor de todo había sido perderse a si misma y la esperanza.
 La esperanza en volver a sentir, a volver a bailar y a hablar con alguien que no fuesen las estrellas o el viento. La esperanza en volver a ser feliz.
Soñaba cada noche con encontrarse. Iba a ser un reencuentro inesperado en noche azul. Pero todo eran sueños.

Lía.