miércoles, 25 de junio de 2014

Cartas, notas y otras despedidas.


Respira. Aunque no quieras, respira. Toma aire, suéltalo.
Pestañea. Abre y cierra los ojos, tan solo para ver como cambia el mundo.
El mundo cambia a cada segundo que pasa, aunque no nos gusta reconocerlo. No nos gustan los cambios, nos asustan. 
A mi me asustabas tu, y me cambiaste. No fue nada, tan solo un segundo, pero ya nada era igual. Cada palabra que decías me iba transformando lentamente.
Un hola tuyo me convertían en una persona completamente diferente. 
Siempre me dijeron que los cambios son buenos. ¿Lo fuiste tu? Si, definitivamente, si.
Me hiciste ver que por muchas desgracias que nos ocurran siempre habrá algo bueno y que siempre hay que sonreir.
Fue bonito mientras duró y por eso te doy las gracias. Gracias por hacerme vivir un cuento de hadas.
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La nota reposaba sobre la repisa de la chimenea. Todo en las últimas semanas había sido muy precipitado. Desde aquel día en el parque hasta esa carta. Esa carta inesperada que sabía que llegaría, ella era un alma libre y lo sabía desde el primer momento en que la vio.
Pero no pensó en un final tan repentino. Tan ligero, tan extraño. Ni un adios. Tan solo una carta, una nota. Ni un abrazo, ni un beso, ni una última mirada. Unas gracias y un papel con su olor.
Ella era un misterio, su gran misterio. Un misterio sin resolver que te da que pensar en noches de luna llena, un misterio que te quita el hambre y las ganas de vivir. Pero que a pesar de todo no quieres resolver porque si lo resuelves ya no te queda nada. Ella se había ido pero el misterio seguía ahí.
No estaba mal, no la iba a echar de menos. En realidad si, se dijo sentándose con la espalda apoyada en la pared. La iba a echar mucho de menos pero no la podía hacer volver, no podía atarla a él. Ella no sería feliz y solo quería que ella fuera feliz.
Un cuento de hadas... eso decía la cara. Y vivieron felices y comieron perdices, pero quien dijo que juntos. Desde luego ese no era el final que el esperaba para un cuento y menos uno de princesas y príncipes, aunque bien mirado ni ella era una princesa ni el un príncipe.
Pero el también la quería dar las gracias por hacerle soñar por primera vez desde que tenía uso de razón. Nunca nadie le había hecho creer de esa forma en la magia o en el amor que vienen a ser lo mismo.
Cogió la carta con cuidado y por la parte de atrás escribió:

Gracias a ti también. Espero volver a verte, tal vez en otro lugar o en otra época, pero espero que nos volvamos a encontrar. Y se que lo haremos. Tu también me has cambiado. He evolucionado gracias a ti.
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Celandine.

sábado, 7 de junio de 2014


0:00 octubre. Sue.

Una cama, un pensamiento. Olvidar. 
Las sabanas arrugadas. La ventana medio abierta dejando entrar los susurros de la noche. Sombras que se cuelan. Luces lejanas. 
Suena una canción. La reconozco de haberla oído en todas partes, la oí por primera vez contigo. 
Es realmente extraño como asociamos pequeñas cosas de la vida con personas. Y es realmente extraño como yo lo asocio todo a ti.
Hace ya mas de un año que te fuiste, pero sigo recordando cada segundo que pasamos juntos y cada eternidad que pasamos separados. 
Te he visto por la calle, pareces feliz. Tu no me has visto (o al menos eso espero). 
Hace tiempo te vi con una chica. No era como yo. Siempre pensé que de volver a salir con alguien lo harías con alguien frágil como yo, alguien a quien le pudieras romper el corazón como a un vaso de cristal. Me equivoque, como siempre hice contigo. Desde el principio estuve equivocada. 
Ya no estas, y ya no estoy. Pero me quede atrapada en el bucle de las 00.00 de la noche.

00:00 octubre. Dan.

Una cama, un pensamiento. Olvidar.
La noche ha inundado la habitación, igual que la oscuridad inundó tu vida cuando me fui. Eso es lo que deseo. Suena egoísta lo se, pero lo último que quiero es que hayas rehecho tu vida. Irme fue un error y no volver fue uno aun mas grande. 
Imagino que me odiarás igual que me odio yo. Me fui y no dije adios. Me fui antes de que volvieras porque sabía que si te miraba a esos enormes ojos marrones no tendría el valor de irme.  
Si analizo aquel día (y todos los anteriores) me doy cuenta de que no tenia motivos para irme, me querías y te quería. Pero a veces unas palabras pueden hacerte ver las cosas como no son. Sus palabras hicieron ese efecto sobre mi. Aquella chica, tan distinta a ti, tan abierta, tan segura, aun la sigo viendo o mas bien ella me ve a mi. Yo ya no puedo ver nada igual a como lo veía cuando tu estabas aquí. 
Ya no estas, y ya no estoy. Me fui y te quedaste. Me fui pero sigo allí. Ahora cada noche me quedo atrapado en un bucle a las 00:00 de la noche.

1:00 octubre. Sue.

Una cama, un pensamiento. Perdonarte.
Quiero poder perdonarte, quiero poder creer que tuviste un motivo para irte. Quiero poder pensar que no fue culpa mía, y que tampoco fue culpa tuya. 
Quiero perdonarte todo lo que me has hecho. 
Recuerdo aquel día, llegar a casa, sonriendo. Entrar en el salón esperando verte sentado junto a la ventana leyendo. No estabas. Correr a la cocina, tampoco estabas allí. Ni en la habitación, ni en el baño, ni en la terraza. No estabas. Lo siguiente que hice fue sentarme a esperar. Podías haber salido a comprar algo. Me acurruqué en el sofá y espere. Y esperé. A las 0:00 dejé de esperar. Busqué por toda la casa algo, una nota lo que fuera. No había nada. Tu ropa no estaba, ni tus libros, ni tu ordenador. Te llamé una vez, no lo cogiste, lo volví a intentar y nada. Habías desaparecido. Pense en llamar a la policia denunciar tu desaparición, que te encontraran.
Horas después comprendí que no habías desaparecido, que te habías ido. Que algo había hecho mal, que algo habíamos hecho mal. 
Pero te perdono Dan. Hoy no, pero algún día lo haré.

1:00 octubre. Dan.

Una cama, un pensamiento. Perdonarme.
Quiero perdonarme por hacerte daño. Se que te lo hice. Estaba allí mientras tu te volvías loca buscándome, estaba escondido mirando. No tuve el valor de volver a entrar.
Me fui cuando te diste cuenta de que no volvería. Te cambió la expresión pasó de ser la de preocupación a la de odio.
Me fui sin rumbo. No dormí en toda la noche. No recuerdo que pasó luego. Pero estaba ella allí, no tu, ella. 
He cometido errores pero Sue te sigo queriendo.
No me perdono por lo que he hecho, y dudo mucho hacerlo algún día.






Celandine.